Foto por: Jorge Planas

26/7/13

Danza de Colores en Nemocón y Zipaquirá, Las Minas y sus Pueblos

  
Conforme pasa el tiempo y me hago más viejo, comienzo a disfrutar más y más el concepto de estar en lugares pequeños como las islas o los pueblos pequeños en donde las grandes multitudes, la rapidez y el estrés del día a día propio de las grandes ciudades no son más que conceptos lejanos que palidecen ante la calma, la tranquilidad y la sencillez que suele caracterizar la forma en que llevan la vida los habitantes de esos pequeños lugares.

Llegar a Nemocón, me tomó poco más de 1 hora por carro desde Bogotá - Colombia.  Mis primeras impresiones del pueblo se alternaron entre lo frío que era ese día, lo tranquilas que eran las calles en comparación con Bogotá y principalmente recuerdo como he quedado maravillado por algunas de sus casas pintadas de colores vividos y con historias que bien pueden ser tomadas como fantasía e incluso parecen hacer alusión al realismo mágico por el que se conoce a Gabriel Garcia Marquez como se pueda notar a continuación ......    



Muchas casas en Nemocón guardan un estilo colonial y por lo tanto no es sorpresa encontrase con construcciones con grandes balcones, puertas de madera y grandes espacios dentro de las mismas. Entre tanto, sus calles de ladrillo plano te trasportan por el tiempo casi 500 años.


Las fachadas de las casas parecen seguir un patrón de seres fantasiosos y colores vivos. Sin embargo, unas pocas no siguen este patrón, si hay un poco de suerte se pueden encontrar algunas con las puertas abiertas y se puede ver un poco la profundidad y estilo en el interior de las mismas.


A medida que me acerco al parque central del pueblo me doy cuenta que los diseños y los colores de las casas se hacen más variados;se hace imposible no detenerse para observar detalladamente cada una de estás casas y sus llamativas fachadas. Algunas de estas casas se han convertidos en restaurantes o lugares para detenerse a tomar o comer algo. Me detengo por un momento, en una tienda frente al parque central, a tomar un kumis con una almojabana (comida local) mientras miro algunos locales que se reunen en el parque.





según había escuchado hace un tiempo, las minas de Nemocón lucían increíbles por dentro y era un plan que cualquier persona que estuviera por Bogotá debía hacer. Estas se han convertido en el principal atractivo turístico del pueblo que atraían miles de turistas tanto del país como extranjeros y era una deuda que tenía pendiente.

Una vez termino, quiero dirigirme a las minas de sal de Nemocón, sin embargo me detengo luego de unos metros, observo el parque y noto (una vez más) como la mayoría de los pueblos de Colombia, así como de mucho lugares en Centro y Sur-américa, guardan y conservan la figura heredada de la época de la colonialismo español; la plaza central de estos pueblo se caracteriza por tener como figura de identidad una iglesia católica, un pequeño parque en frente y alrededor  unas casas que se caracterizan por su gran tamaño o porque fueron a aún son las sedes de los ayuntamientos, gobernaciones o alcaldías.   






Antes de dirigirme a las minas, me detengo en la en casa verde que se encuentra al lado de la iglesia, esta casa que puede pasar desapercibida como una más del pueblo es en realidad el museo de sal.  Entro y pregunto por la entrada,  no recuerdo exactamente cuando es el valor, pero creo que no es superior a 1 dolar. Pago la entrada y me dicen esta entrada se considera parte de la entrada a las minas, de hecho si mal no recuerdo, allí puedo comprar las entrada a las minas.       

Espero unos 5 minutos a que la guía se alista y entramos junto con un pequeño grupo de alrededor 8 personas.  Una vez comienza el recorrido la guía se encarga de explicar todo lo concerniente a la historia del pueblo y sus minas. Dentro del museo se puede ver y entender como vivía el pueblo prehispánico, su estilo de vida y la importancia que desde aquel entonces tiene la sal en su economía. Asimismo, el recorrido incluye la época hispánica colonial y el conflicto entre locales y españoles. Finalmente el recorrido se centra en la actividad minera y las propiedades de la sal.  Luego de casi 30 minutos de recorrido me voy del museo y me dirijo directamente a la mina.




En el recorrido a la mina noto muchas tiendas desde donde se pueden comprar algunos recuerdos, entre ellos ropa y hamacas artesanales.  Luego de caminar poco más de 10 minutos desde el museo de sal, finalmente llego a la mina. La entrada para adultos es de 8 dólares aproximadamente mientras que para niños es de 5. La entrada incluye la opción de visitar el museo de historia natural de la sabana que no está demás visitar. 


En un recorrido de 10 minutos se pueden observar algunos fósiles que datan desde la prehistoria hasta los tiempo de la tribu Muisca. Además de fósiles también se pueden observar algunas herramientas y maquinaria de la historia del pueblo. Esta región tiene muchas historia de fosiles y aquellos que disfruten de este tema van a disfrutar significativamente el recorrido; incluso se habla de avistamientos ovnis, pero eso es otra historia.

Una vez que termina este recorrido me encuentro casi de frente a la entrada de la mina que parece como una pequeña abertura de la montaña donde algunas personas están por entrar. me siento emocionado y estoy listo para internarme a 80 metros de profundidad bajo tierra que posee la mina.


Una vez se cruza esa entrada se siente un claro olor salino que emana de cada lado de la montaña. El olor no es molesto en absoluto, de hecho lo encontré agradable, mientras que al mismo tiempo comprobaba que como lo había escuchado en estos lugares se respira mucho mejor ya que por las características geológicas propias del lugar es como una terapia que descongestiona y desinflama las vías respiratorias.

Al entrar a la mina se puede ir con un guía que explicará todo lo concerniente a la misma, creo que el recorrido con el guía dura casi 90 minutos. No obstante, decidí no ir con el guía y con el grupo ya que quería tomar mi tiempo para hacer unas fotos y no quería incomodar al grupo con el sonidos de la cámara, el trípode y bueno para ser honesto  quería que las imágenes salieran lo más limpias posibles, es decir sin personas en el medio.


Una vez me acostumbro al olor salino y me adelante un poco al guía y su grupo me encuentro  con el primer espejo de sal. Sencillamente quedé maravillado al ver el perfecto reflejo del agua salina, los colores que adornaban este tramo de la montaña y particularmente lo que más me gustó fue ver la sal que brota de las paredes y que desde cierta distancia parecen copos de algodón que están adheridos a la roca.

Continuó con mi recorrido entre pausas para observar y el montaje de la cámara y el trípode para las fotos.  Cada tramo que me encuentro tiene algo nuevo y fascinante, ya sean estalactitas (formaciones producto de aguas salinas que crecen de arriba hacia abajo) o estalagmitas (formaciones producto de aguas salinas que crecen de abajo hacia arriba), algunas formaciones religiosas, estatuas alusivas a las tribus del pasado o a los mineros e incluso la roca en forma de corazón.









La foto del indígena descansando en el árbol hace referencia a una historia de la tribu previa a la conquista a la conquista española. Según la leyenda, el cacique se iba en las tardes a meditar junto al árbol para hablar con los dioses en el ocaso. Un día tuvo un sueño en el que veía llegar un hombre blanco montado en un caballo que acabaría con los de su tribu.

En la cámara de los enamorados se encuentra el cristal de sal más grande del mundo, el mismo puede pesar casi 1000 kilos y es sin duda una de las mejores cámaras para disfrutar del juego de colores dentro de la mina.

Como dije anteriormente algunas imágenes religiosas se pueden encontrar dentro e incluso algunas sillas donde las personas pueden sentarse a orar/rezar a 80 metros bajo tierra.



Continúo por el recorrido y veo que un tour está a punto de alcanzarme, así que me desvío un poco del camino y me dirijo con prisa a una de las salas que me hacen falta. aprovecho para llevar conmigo unas pocas pepitas de sal adheridas a la pared como recuerdo.







Luego de poco más de 1 hora de recorrido por mi cuenta llego al final del recorrido, encuentro la sala donde se le dedica espacio a los mineros y observo los últimos detalles de esta mina de la que he salido maravillado con sus salas llenas de maravillas naturales que juegan a la perfección con las luces ubicadas al rededor de estas..

Me redirijo de vuelta al pueblo y es hora de volver a casa. El cambiante clima de la zona hace de las suyas y comienza a llover levemente. Me ubico bajo el techo de uno de los edificios cercanos a la iglesia a esperar que cese la brisa. Cuando estoy listo para volver a casa, me encuentro con otras tiendas de recuerdos y algunas casas de colores, me detengo a echarles un vistazo y tomo las últimas fotografiarlas del recorrido.





Y aquí termina la primera parte de este agradable recorrido por Nemocón que me sorprendió con las formas de su peculiar paisaje, su ambiente tranquilo y la danza de colores que se posa sobre el pueblo.

Continúa Zipaquira.............................................................................





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